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Formación Profesional Dual
  • EL INGENIERO SE LLENA DE MISTERIO

    El final de trimestre en la Biblioteca del IES Ingeniero de la Cierva se envuelve siempre de un aire de misterio, de incertidumbre, de desasosiego, incluso, de temor. Pero no os preocupéis, no pasa nada malo, es que es la fecha en la que nuestros alumnos participan en el ya tradicional concurso de relatos cortos fantásticos. Vamos por la octava edición y en cada una de ellas hemos lanzado a nuestros jóvenes escritores una frase que debían incluir en sus escritos y que inspiraba ese espíritu inquietante que recorre nuestro concurso. La frase de este año era «Nadie está a salvo, no lo olvides«. Los ganadores han sido: ANA MARÍA CRUZ, 2º B en la categoría de 1º y 2º de ESO y ALBA EGEA GARCÍA-TERRER, 4ºA en la categoría de 3º, 4º, Bachillerato y Ciclos.

    La participación ha sido fantástica, como siempre, con 52 relatos presentados entre las dos categorías. En ellos viajamos desde lo enigmático a lo desconocido, desde lo sobrenatural a la realidad más dura. Todo cabe en la imaginación de los chicos y chicas que han participado y que, una vez más, han demostrado que saben escribir y que quieren tener un canal en el que poder expresarse de la manera que ellos quieran. Ese espacio lo ofrece la Biblioteca del centro a través de sus múltiples actividades que programa siguiendo las directrices que marca nuestro proyecto de lectura.

    Aquí os dejo los relatos ganadores (se publicarán en la página web del centro y en el blog de la biblioteca) para que disfrutéis de un rato de lectura inquietante, aunque quiero advertiros que “Nadie está a salvo”.

    Hasta el año que viene.

    AL FINAL DEL TÚNEL

    “Nadie está a salvo, no lo olvidéis”, ponía en un cartel de las calles más abandonadas por la noche. Al día siguiente escuchó una moto irse rápidamente de su casa. Ella salió a ver, pero solo escuchó la tapa de su buzón y miró dentro de él. Había una carta en la que ponía ese mismo mensaje que había visto otras veces. Desde ese mismo instante ella se sintió muy insegura y decidió ir a la dirección que ponía en la carta. Cuando llegó se dio cuenta de que era la misma calle en la que estaba ese cartel. En esa calle tan solo había basura, grafitis y gatos callejeros, pero detrás había una trampilla oscura y decidió colarse. En lo más profundo de esa trampilla había una habitación con muchos espejos. Un perro pequeño y adorable que estaba al fondo corrió hacia mí, pero cada vez que se acercaba más el perro tomaba un aspecto muy agresivo y muy grande. Ella se hizo una bola y pensaba que iba a morir, pero, cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que el perro era pequeño y adorable como cuando lo vio por primera vez. Ella despertó en su cama de un gran susto y se dio cuenta de que era un sueño, hasta que vio en su mesilla de noche un mensaje en el que ponía: “Nadie está a salvo, no lo olvides”.

    ANA MARÍA CRUZ, 2º B

    HUYE DE LO INVEVITABLE

    En una noche oscura, al norte de un país lejano, un hombre caminaba solo, con el rostro tapado con una capucha. Andaba con un paso firme, pero notaba que algo lo perseguía, algo más que un peligro físico, algo que le había perseguido por mucho tiempo. “Nadie está a salvo”, se susurró a sí mismo. Nadie estaba a salvo de los demonios internos, de los fantasmas del pasado que no se pueden dejar atrás. El hombre sabía que su tiempo se agotaba. Había intentado escapar de sí mismo, de la corrupción y de la violencia que había pasado durante toda su vida, pero ahora todo lo que había hecho en su pasado le perseguía. Nadie está a salvo, ni siquiera él, quien había sido tan bueno como para manipularse a sí mismo y ocultarse entre las sombras. Mientras seguía andando más y más rápido, los recuerdos, la gente, las decisiones que había tomado le perseguían como una tormenta. Cada metro que andaba más se acercaba a un final inevitable, creía que la ciudad lo había marcado, a cada calle, y cada rincón que pasaba le susurraba lo mismo: “Nadie está a salvo”. No importa dónde se encondiera o lo que se adentrase en las sombras, el pasado siempre lo alcanzaría, hoy y siempre.

    ALBA EGEA GARCÍA-TERRER, 4ºA